Amortizar la hipoteca. ¿Cuándo y cómo hacerlo?
En muchas ocasiones, la amortización de la hipoteca resulta ser la opción más viable para todo aquel que debe alguna deuda de tal índole y se encuentra en condiciones desfavorables para cumplir su obligación. Los bancos, en su mayoría de veces, suelen ofrecer alternativas que nos permiten reducir cuotas y tiempos en la medida de lo posible.
La amortización por sí sola presupone una serie de pasos a seguir para que logremos las mayores ventajas posibles y evitemos los inconvenientes que esta puede presentar a lo largo del proceso.
A continuación, presentamos los detalles que conlleva la amortización de una hipoteca y las vertientes que de ello resultan: pros, contras, especificaciones y las opciones bancarias que las entidades financieras proporcionan a los deudores, esperando que la información aquí presente sea de gran utilidad para todo interesado en saber sobre el tema.
¿Qué es un crédito hipotecario?
En la mayoría de casos, el hecho de hipotecar nuestros hogares resulta una salida viable en lo que respecta a la obtención de dinero en función de una garantía que asegure el cumplimiento de la obligación que hemos contraído.
Un crédito hipotecario es un tipo de préstamo en el cual una entidad financiera (por regla general, los bancos) nos presta dinero con la condición de que lo devolvamos (junto con los intereses) en el tiempo establecido, dejando como garantía de pago una propiedad o un inmueble.
Esto significa que, de no cumplir con esta obligación, las entidades financieras podrán exigir como acreedores la venta del inmueble para, de esta forma, poder cobrar la cantidad acordada.
Los montos prestados en este tipo de créditos suelen ser muy altos y, a su vez, generar tasas de interés, por lo que el plazo para pagarlos es, por regla general, bastante largo, oscilando en duración entre 10 y 30 años.
La amortización hipotecaria de una vivienda
En la gran mayoría de casos, un crédito de hipoteca se utiliza para obtener una cantidad ostentosa de dinero y, de este modo, poder comprar una vivienda. Por lo general, las cuotas mensuales de pago no son excesivamente altas debido a los plazos prolongados que tenemos para pagar la deuda.
Aun así, muchas veces para nosotros es complicado cumplir en tiempo y forma con el pago oportuno del crédito, lo que dificulta la finalización precisa de la deuda y genera más intereses.
Es en estos casos donde los bancos o las instituciones financieras nos ofrecen distintas opciones para que nuestra deuda se concluya lo más pronto posible, es decir, que el crédito hipotecario pueda amortizarse en un tiempo y costo menor que el originalmente estipulado.
Así pues, la amortización de un préstamo hipotecario es el proceso mediante el cual se paga el dinero prestado por un banco por medio de desembolsos parciales y periódicos de la cuota. En esencia, este procedimiento es referido dentro del contrato hipotecario como un hecho anticipado, reflejando la necesidad de cumplir con el pago de la deuda antes del vencimiento del contrato.
Para amortizar de manera total el crédito que nos han concedido, se requiere que se devuelva toda la cantidad prestada. Lo común es que la cuota vaya mermándose tras pagar cada parte de la deuda más los intereses que esta ha generado con el tiempo.
Un ejemplo de amortización de la deuda hipotecaria es cuando disponemos de ahorros en el banco y queremos destinarlos al pago parcial del crédito hipotecario.
Opciones de amortización hipotecaria
Estas son las alternativas más usuales para afrontar un proceso de amortización:
– Destinar nuestros ahorros al pago de una deuda hipotecaria: como anteriormente señalamos, una forma de saldar la deuda contraída es a través de nuestras cuentas de ahorros. Ello daría lugar a poder pagar el crédito de forma parcial. Esta es una opción conveniente en casos donde nosotros queramos solamente satisfacer una parte de la deuda y no toda.
– Disminución de la cuota: existe la posibilidad de amortizar el crédito hipotecario reduciendo el importe de los pagos periódicos. Ello implica menores cantidades, pero en un lapso de tiempo aún mayor al que se estipuló en un inicio. Esta alternativa es la idónea, siempre y cuando se haya pactado un interés de tipo variable.
– Reducción del plazo para saldar la deuda: acortar el tiempo total del crédito conlleva realizar pagos de cantidades mayores cada mes, pero la gran ventaja de esta opción es que los intereses no se van acumulando o, en su defecto, van bajando en su totalidad. Comúnmente, la gente escoge esta forma de amortizar la deuda cuando pactaron un interés de tipo fijo.
Tanto la reducción de la cuota como del plazo forman parte de la comisión por amortización hipotecaria anticipada, la cual está establecida en el contrato hipotecario firmado al solicitar el préstamo.
– Sistema de amortización progresiva: en lo que respecta a hipotecas, se suele utilizar este sistema como una forma de pagar una cantidad de dinero invariable en cada cuota. Es necesario tomar en cuenta que la manera de saldar el importe recibido será constante durante el lapso en el cual se encuentre estipulada la deuda.
Cabe resaltar que, en tales casos, el monto a pagar cada mes podrá variar dependiendo de la suma solicitada. Es decir, si en un mes pagamos una fuerte suma de dinero, al próximo la cantidad será menor que el anterior y viceversa, de tal forma que las cuotas serán siempre estables y visibilizarán el pago preciso y puntual del adeudo.
Consultar con un equipo inmobiliario
Cuando no tenemos claro cuál es la mejor alternativa que sustente la amortización correcta de nuestras deudas, la opción más adecuada es, sin duda, contar con la ayuda de una inmobiliaria. Estas empresas, además de alquilar, comprar y vender bienes inmuebles, pueden ser gran utilidad a la hora de asesorarnos sobre nuestros créditos hipotecarios, ya que son expertas en todas estas cuestiones.
En conclusión, es muy importante que sepamos cómo, cuándo y de qué forma debemos amortizar nuestra hipoteca, ya que, muchas veces, estas vías pueden ser nuestra única salida para saldar las deudas a las que estamos sujetos.
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