Reclamar la fianza en el alquiler

Tener una vivienda digna es un derecho básico de todo ser humano, así como también lo es que toda persona pueda trabajar para lograr su propia supervivencia. Un método para lograr ambas cosas, en muchas ocasiones, es el alquiler de una propiedad, pues el arrendatario necesita un lugar donde vivir y el arrendador puede obtener un beneficio financiero por rentar un bien inmueble que no utiliza para sí mismo.

Rentar un espacio físico es primeramente una cuestión de confianza. Por un lado, el dueño del lugar tiene que confiar en que quien va a ocupar su propiedad será una persona responsable y organizada, que va a cuidar y mantener el inmueble en buen estado, además de realizar puntualmente el pago mensual por concepto de uso de suelo. Quien renta va a tener la confianza de que sus pertenencias estarán seguras y de que, mientras cumpla con el pago de la renta de forma completa y puntual, tendrá acceso al lugar.

Por desgracia, la confianza ciega nunca es una buena idea en el mundo de los negocios, por lo cual debe ser respaldada por medio de un contrato legal que proteja el acuerdo entre las dos partes. Además, un contrato garantiza los derechos y establece responsabilidades de todos los implicados, aparte de que fija las líneas de acción sobre cómo proceder en caso de contingencia, contrariedad o imprevistos, esto tanto para el inquilino como para el casero.

 

La importancia de un contrato en el alquiler

Todas las relaciones humanas, de una forma u otra, se basan en contratos, siendo algunos de ellos de tipo formal y otros de tipo informal. En el caso de un alquiler, donde una parte se obliga a ceder un bien por un tiempo determinado, el contrato a establecerse debe ser de tipo formal y de acuerdo a todos los lineamientos legales correspondientes.

Por medio de un contrato se acuerda el precio a pagar por el uso de un inmueble, así como los correspondientes intereses que se deben cubrir en caso que el pago no se realice en la fecha límite para el mismo. Dependiendo de la duración del contrato, también se puede establecer cuál será el porcentaje de aumento de la renta de forma anual.

Igualmente se señalan cuáles serán las pautas de la sociedad, es decir, si el arrendatario tiene derecho a realizar modificaciones en la estructura del inmueble y en qué estado debe encontrarse la propiedad al momento de ser entregada.

Aparte de todo lo anterior, el contrato tiene la finalidad de dictaminar cuál será la cantidad pactada por concepto de alquiler y bajo qué condiciones este será devuelto al arrendatario, por parte del arrendador, una vez que el contrato finalice.

¿Qué es una fianza y cómo debe efectuarse?

Lo más común en un contrato de vivienda es que el arrendador solicite una cantidad determinada al arrendatario bajo concepto de fianza. Este dinero no es usado ni es aplicable por concepto de renta, sino que es un depósito que el arrendador conserva para sí como garantía, el cual tiene que devolver al arrendatario si se cumplen ciertas condiciones una vez que el contrato finalice.

En caso dado de que la vivienda haya sufrido un deterioro severo como consecuencia directa del descuido, negligencia o mala fe del arrendatario, el arrendador tendrá derecho a conservar la fianza como pago por los daños ocasionados, ya sea de forma parcial o completa, e incluso solicitar un pago extra.

En la situación contraria, en la que el inmueble se encuentre en óptimas condiciones una vez que es entregado a su dueño, el arrendador tiene la responsabilidad legal, exigida bajo contrato, de devolver la fianza de manera íntegra, en metálico y en un solo pago.

La fianza se entrega una vez que el inquilino haya desocupado el inmueble y el casero haya comprobado las condiciones de la propiedad. Cabe señalar que la fianza no cubre el deterioro causado por desgaste natural en la vivienda debido al tiempo o a desastres naturales. Pero sí puede cubrir los gastos de limpieza.

Usualmente, se estima el costo de esta garantía en un mes de renta, algunas personas prefieren optar por una cantidad equivalente a tres meses de ocupación del bien inmueble. La diferencia entre el costo dependerá del tipo de inmueble, la zona en la que esté ubicado y el precio de renta.

Incluso el arrendador puede solicitar una actualización de la fianza una vez que hayan transcurrido tres años de relación con el arrendatario, pues en dicho período es probable que el valor monetario por la renta del inmueble haya incrementado.

¿Cuántos tipos de fianza existen?

En mundo legal existen tres tipos distintos de fianzas. La primera es de índole de arrendamiento, la segunda es de tipo judicial y la tercera se aboca al campo del crédito.

La fianza de arrendamiento protege los intereses por igual de ambas partes y es un documento legal que proporciona estabilidad legal y mental a los involucrados. De igual manera, facilita la comunicación y la relación entre el casero y el inquilino, pues estos rigen su conducta a partir de ciertos acuerdos instaurados.

¿Cómo se debe reclamar?

Por desgracia, la ley no estipula un tiempo determinado en el que arrendador deba regresar la fianza al arrendatario, por ello este punto debe ser fijado en el contrato desde un inicio para evitar malos entendidos en el futuro.

Usualmente, se estipula un tiempo promedio de treinta días naturales desde la fecha de finalización del contrato, para aclarar todo lo referente a la fianza. En caso de que el arrendador se niegue a entregar la cantidad pactada, debe mostrar sin lugar a dudas que su decisión está justificada bajo fines legales.

Rentar una vivienda puede ser una experiencia sumamente gratificante y provechosa para las partes involucradas, siempre y cuando sus intereses y su conducta sean regidos por un contrato legal donde prevalezca la justicia. El tema sobre cómo y cuándo cobrar una fianza puede resultar complicado si no se toman todas las medidas necesarias para acordar de manera detallada y clara todos los pormenores relacionados.

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