Los gastos anuales que supone una casa vacía

Para nadie es un secreto que tener una vivienda vacía implica una serie de gastos ineludibles que el propietario debe afrontar aunque no esté obteniendo ningún provecho de ella. Además, una casa vacía de la que nadie se ocupa tiende a deteriorarse y a exigir de golpe un monto importante de dinero destinado a reparaciones cuando, al fin, llega el momento de ocuparla nuevamente.

¿Qué tipo de gasto afronta una vivienda vacía?

Sin importar si una vivienda se encuentra ocupada o no, existen ciertos gastos que el dueño debe realizar periódicamente o, de otro modo, se puede ver implicado en serios problemas. Algunos de ellos son los siguientes:

1. Cuota de vecinos: Si el inmueble es un piso o una casa dentro de un edificio en el que se compartan ciertos servicios, como por ejemplo el suministro de luz para las áreas comunes, la limpieza general, la jardinería, la vigilancia y el mantenimiento de ascensores, entre otros, con toda seguridad existirá una cuota a pagar para que dichos servicios sigan recibiéndose en su conjunto.

2. Seguros: Los accidentes y desastres naturales ocurren a propiedades vacías y ocupadas por igual. Por ello, no es prudente cancelar los seguros tan solo porque la vivienda se encuentre vacía. Tener la propiedad adecuadamente asegurada jamás será un gasto inútil. Además, existen impuestos municipales en las que ciertos seguros básicos son obligados para todos los propietarios, y de no contar con ellos, pueden ser penalizados.

3. Impuestos municipales: La municipalidad exige el pago de algunas cuotas a cambio de los servicios que esta ofrece. Es el caso del alumbrado público, la pavimentación, el drenaje, la vigilancia y la recolección de basura, entre otros. Toda propiedad, ocupada o vacía, está obligada a cumplir con ellos. Omitirlos significa, además de acumular deudas de forma innecesaria, sumar el importe de fuertes multas y recargos que finalmente deberán ser pagados.

4. Mantenimiento: El paso del tiempo afecta por igual a viviendas ocupadas o vacías y, la falta de mantenimiento, las va deteriorando. Los propietarios jamás deberían permitir que sus inmuebles pierdan valor debido al abandono y falta de cuidado.

5. Hipoteca: Este es, por supuesto, el gasto más representativo que, mes a mes, los propietarios que han adquirido sus viviendas mediante un crédito deben realizar y, al igual que los gastos anteriores, el cumplir con esta obligación no depende de la ocupación o no del inmueble.

¿Se pueden evitar estos gastos?

Desafortunadamente, no es posible sin acarrear consecuencias negativas. Incumplir con cualquiera de ellos implicaría asumir un enorme riesgo, permitir que nuestra propiedad se deteriore o incurrir en costosas sanciones administrativas.

De modo que, si lo que nos perturba es nuestra economía, faltar a las obligaciones que como propietarios de inmuebles tenemos, no es una buena forma de aliviar nuestra preocupación.

Acciones que podemos tomar

La única solución para evitar que los gastos de nuestras propiedades mermen nuestra economía es poniendo nuestra inversión a trabajar. Algunas alternativas posibles son:

1. Renta por temporada. Si, por algún motivo, no estamos convencidos de rentar por tiempo indefinido nuestras propiedades, existe la posibilidad de hacerlo por temporadas cortas o inclusive para vacaciones.

En ambos casos, el tiempo máximo de la estancia lo fijamos nosotros y no adquirimos los riesgos que conllevan las relaciones largas con nuestros arrendadores. Si se sabe explotar, es un negocio muy rentable que, no solo nos permitirá conseguir el dinero necesario para mantener nuestras propiedades, sino que hasta nos puede permitir obtener interesantes ganancias.

Además, debido a la poca duración de las rentas, los inmuebles permanecerán a nuestra disposición de forma constante en caso de que cambiemos de idea acerca de su uso. La obligación de rentarlos dependerá exclusivamente de nuestra decisión y será tan flexible como nosotros queramos.

2. Renta de largo plazo. Definitivamente, es una forma que también nos puede ofrecer tanto el dinero para cubrir los gastos del inmueble como una buena ganancia. Sin embargo, muchos dueños no se encuentran convencidos de ofrecer sus propiedades en renta bajo esta modalidad. Es verdad que las rentas de largo plazo pueden significar algunos riesgos, pero bien llevadas, son un buen negocio que bien puede valer la pena.

Sin importar lo que decidamos, algo que sí debemos tener claro es que, lo único que puede evitarnos gastar de nuestros propios ahorros los gastos de seguridad y mantenimiento, es que nuestras propiedades dejen de estar vacías.

Regulación de las operaciones

Los casos de renta de inmuebles para residencia habitual y arrendamiento temporal se encuentran contemplados en la Ley de Arrendamientos Urbanos, mas no así las rentas turísticas que se ubican dentro del marco regulador de cada comunidad autónoma.

Existen, además, ciertas particularidades que es necesario considerar, dependiendo de si los contratos los elaboramos como persona física o como empresa. Para conocer con detalle las diferencias y nuestras conveniencias, es prudente acudir al consejo de los expertos. Una buena agencia inmobiliaria debe ser capaz de proveernos este servicio.

Aparte del servicio anterior, contratar la ayuda de una agencia inmobiliaria nos permitirá dejar en manos de profesionales los pormenores de la operación que, sin duda, exigirá de nuestro valioso tiempo y de conocimientos en diferentes áreas.

Una agencia se encargará de resolver todos los asuntos relacionados con el inmueble, desde la forma de atraer a los inquilinos hasta la manera de desalojarlos en caso de ser necesario. Resolverán los asuntos administrativos e impositivos y, se encargarán de cumplir con todas las regulaciones a las que estemos obligados.

Dicho de otro modo, contratar los servicios de una agencia inmobiliaria es una forma segura y práctica de hacer negocio con nuestras propiedades. Evidentemente, los servicios no serán gratuitos, sin embargo, será un dinero bien invertido pensando en todos los ahorros que nos procurará el que un profesional, actuando en pro de nuestros propios intereses, se haga cargo.

Así que, si bien no es posible evadir los gastos inherentes a la propiedad de una vivienda, sí existen formas de evitar que salgan de nuestra propia bolsa siempre y cuando estemos dispuestos a sacar provecho de ellas. Mantenerlas vacías jamás será para esto una opción.

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